Los loros de plumaje verde con cabeza grisácea viven en entre dos zonas industriales; su nidal se encuentra entre el crematorio del IMSS y la aceitera Maravillas.

Sobrevive parvada de loros en Tlalnepantla

En más de 15 nidos construidos con ramas secas que cuelgan en lo alto de árboles de jacarandas y eucaliptos, que se encuentran en las inmediaciones del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) sobre la calle Francisco Márquez al en la Unidad del IMSS en Tequexquináhuac, viven docenas de loros cabeza gris que subsisten en medio de una zona industrial y comercial de la zona.

Se trata de loros de plumaje verde con cabeza grisácea, los cuales apenas amanece y comienzan sus vuelos cortos de manera individual, al norte de Tequexquináhuac, poblado que se encuentra entre dos zonas industriales, una adjunta a Gustavo Baz y otra por la avenida Prolongación Hidalgo.

Su nidal se encuentra entre el crematorio del IMSS y la aceitera Maravillas, hay dos zonas industriales en el área, sin embargo, parece que ya se acostumbraron a vivir con los contaminantes del ambiente que hay de las fábricas y del incinerador.

José Manuel Sánchez, quien es estudiante del CBTIS, el ruido de los loros no les causa molestia, “nos encerramos en los salones, apenas y se escucha, pero considero que es parte de nuestro hábitat, y lejos de que nos cause molestia, pues creo que debemos cuidarlos y protegerlos”, explicó.

El loro gris es de talla mediana con pico negro y pesa en promedio unos 400 gramos, con una longitud aproximada de 33 centímetros y una envergadura de 46–52 centímetros. Tiene un gris más oscuro que su cuerpo sobre la cabeza y ambas alas.

Expertos en aves de la asociación Vida con Mascotas explican en su página web que los loros tienen dos lenguajes, uno verbal y otro corporal, en el primero sus sonidos son parecidos a chasquidos y chirridos, mientras que en el segundo muestran posturas dependiendo de sus necesidades o simplemente para expresar su bienestar.

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