Hugo Ayala y Erick Gutiérrez calmaban el sollozo de aquel chico de 20 años que jugó su primer Mundial, que rompió en llanto porque se sintió exhibido y culpable al anotar un autogol en el triunfo de Suecia 3-0 sobre el Tricolor en Rusia 2018. Edson Álvarez lloraba sin saber que 4 años y medio más tarde volvería estar frente a un Mundial, el de Qatar 2022, con las lágrimas intercambiadas por aplausos, como bastión de la Selección Mexicana de Gerardo Martino.
La Blanca, en Tlalnepantla de Baz, fue la colonia donde el apodado Machín comenzó su camino en el futbol, tardando hasta dos horas de camino para llegar al Club América a entrenar, en fuerzas básicas y con el primer equipo. Dos años le bastaron en Primera División de la Liga MX para ser tomado en cuenta por Juan Carlos Osorio para la Copa del Mundo.
Ricardo La Volpe le dio la oportunidad de debutar y se deshacía en halagos para el canterano: “Es un central espectacular, porque no sólo marca, me da salida, pasa a volante de contención, jugador como Franz Beckenbauer”, dijo el Bigotón, dándole peso que cargar a Edson, quien mantuvo los pies en la tierra.
Era el minuto 73 del tercer duelo de México en Rusia 2018. Suecia ganaba 2-0 y México intentaba acercarse en el marcador para no complicar su pase a cuartos de final, donde al final Corea del Sur le dio la calificación al vencer a Alemania. Pero eso no lo sabía Edson Álvarez al intentar despejar un balón al área que rebanó, pero que se impactó con la pierna de apoyo para después clavarse en su propio arco. El mundo del más joven del Tricolor se derrumbaba lejos de casa.
Desde ese entonces de ese torneo, el Ajax de Holanda ya seguía de cerca al canterano azulcrema, que no tardó en volar a Europa con destino en Amsterdam, en uno de los dos equipos más grandes de aquel país. Nada nuevo en ese aspecto para Edson. La confianza la tuvo que picar con cincel y piedra. La titularidad tardó en llegar. No así el aprendizaje, mismo que ahora lo tiene como inamovible del equipo, y pretendido por el Chelsea de la Premier League y, recientemente, con ojos encima desde el Barcelona.
Las lágrimas de Edson Álvarez se han secado por ahora con la ventilación de las manos al aplaudir su salto a Europa, sus buenas actuaciones, el crecimiento como futbolista y la mentalidad construida. Deberá ser en el medio campo mexicano donde el de Tlalnepantla aplauda para despertar al Tricolor y de instrucciones para evitar el llanto en el Mundial de Qatar.
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