Castillo de Barrientos en Tlalnepantla, hogar del “Robin Hood mexicano”

El señor Barrientos fue alguien importante para la comunidad, pues se cree que era una especie de Robin Hood mexicano. Su oficio era asaltar las diligencias reales provenientes del Camino Real de Tierra de Adentro y después repartía el motín con los más necesitados.

En esos tiempos la gente acostumbraba a cultivar y cosechar en los alrededores del castillo. El paisaje y los recursos eran otros, pues se aprovechaban las aguas de la laguna de lo que hoy se conoce como Izcalli del Valle.

Posteriormente se secó el lago por instrucciones de Porfirio Díaz, para evitar las afectaciones al tramo de ferrocarril que corre desde entonces por la zona.

Además, se cuenta que en 1847 cuando las tropas de Estados Unidos avanzaban hacia el Castillo de Chapultepec, primero se encontraron con el de Barrientos. Confundidos, dispusieron los cañones para abrir fuego contra el edificio.

Pero no pasó a mayores porque confirmaron a tiempo que no era su objetivo, según cuenta la tradición oral de la zona. Es importante señalar que luego de la Independencia de México se abandonó el Castillo de Barrientos, así que no habría sido difícil comprobar que no era el Castillo de Chapultepec.

Otra versión, quizá menos legendaria, asegura que el edificio fue construido en el siglo XX por José Ávalos, un originario de Azcapotzalco que quería tener su propio castillo.

Durante un largo periodo de tiempo el edificio estuvo asolado. Las modificaciones no tardaron en llegar, pues en él se construyó el Colegio de Policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Estado de México en 2008.