Arte… ¿menstrual?

En el vasto lienzo del arte contemporáneo, cada artista elige su paleta, desde los clásicos óleos hasta, sorprendentemente, fluidos y desechos corporales. Recordemos a Duchamp con su famoso «Fountain» o a Manzoni y su «Merda d’artista». Ahora, en esta ecléctica galería, Pamela se une a la lista con su provocadora obra: pinturas hechas con su propia sangre menstrual.

Esta audaz propuesta ha desatado una tormenta de opiniones. Mientras algunos levantan sus copas (o tampones) en señal de aprobación, otros fruncen el ceño o se llevan las manos a la cabeza, quizás pensando en una mancha accidental.

Durante mucho tiempo, la menstruación ha sido el tema que nadie quería ver, oler ni mencionar en voz alta. Desde la adolescencia, a las mujeres se les enseña el arte del disimulo: ocultar productos de higiene femenina como si fueran tesoros prohibidos y sentir vergüenza por el más mínimo «accidente».

Pero, ¡atención! Las nuevas generaciones están sacando la regla (nunca mejor dicho). La usuaria de TikTok, @pamela_her, se ha lanzado al ruedo con un video donde pinta un cuadro usando, sí, su propia sangre menstrual.

Con un toque poético, Pamela describe su proceso: recolectar sangre y usar flores como pinceles, buscando plasmar la naturaleza en su arte. Las reacciones no se hicieron esperar. Desde miradas asombradas hasta comentarios que rayaban en el asombro (o en el asco).

Entre risas, escepticismo y críticas, Pamela respondió con la gracia de quien sabe que está tocando fibras sensibles. Su defensa del arte como expresión personal fue tan contundente como su elección de material.

«¿Pintará un cuadro cada mes?», se preguntan muchos. Aún no hay confirmación oficial de un «menstrual Monday» o un «flowing Friday», pero Pamela ha dejado claro que su arte no se detiene por convenciones sociales.

El arte es provocador, nos hace reflexionar y, a veces, nos empuja fuera de nuestra zona de confort. Con su valiente propuesta, Pamela nos invita a mirar más allá de los tabúes y a apreciar la belleza y el valor en lo que la sociedad ha etiquetado como «incómodo».

Como dijo alguna vez la icónica artista Frida Kahlo: «Pies, ¿para qué los quiero si tengo alas para volar?». Y, agregamos, ¿para qué limitarnos si podemos usar nuestra creatividad sin restricciones?

 

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